Por: Erika BarriosG.
“Aquí… suena, sniper…” Son las 8.35p.m de la noche apenas empieza,la noche, y sobre todo en un domingo de carnaval, casi gritando pido una cerveza: “¡Hey!, cerveza, señor, señor, me da una águila”, quedando con las ganas de refrescar un poco mi garganta, un joven de unos 20 años que estaba a mi lado al igual que diez mil personas que merodeaban, me brinda algo de agua.
El dj, continúa con sucortinilla “Aquí… suena, sniper…”, mientras el colorido de nosotros los asistentes se menea, unos en parejas, otros no, otros en grupo haciendo trencitos, y por supuesto todos con la energía que 365 días atrás se guardaron para estos 4 díasd e goze en la arenosa; cuatro días en que disfrutamos de nuestro Carnaval de Barranquilla.
A eso de las 2 y pico de la mañana peluca fucsia, traje extremadamente corto, de rayas negras y rosadas, tenis, y una bolsa en mano lleva un hombre de estatura baja, delgado y con expresiones femeninas, y sobra decir bailando a por doquier cada canción del carnaval, “weeepa”, grita el hombre.
Sin distinción alguna o rechazo de ninguno del grupo de amigos con quien me encontraba, todos comenzamos a bailar junto a este hombre que apenas conocíamos; con esto lo que quiero resaltar es que sin importar quienes seamos, a que sexo pertenecemos, como nos vestimos, en que estrato nos encontremos, definitivamente en el Carnaval de mi tierra quien no lo vive es porque no quiere, no necesité más nada aparte de mis taxis y dos cervezas, que por cierto me regalaron para disfrutar de una noche sensacional, llena de maizena, agua, un sonido ensordecedor y gente inigualable, no necesité de estar en un determinado estrato para gozarme el Carnaval 2010; ¡si señores!